DÍA MUNDIAL DEL ACCIDENTE CEREBROVASCULAR, CÓMO EVITARLO
Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV), una patología considerada como la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en todo el mundo. Se trata de una alteración en el cerebro ocasionada por la repentina pérdida del flujo sanguíneo en dicha área, y está asociada al estilo de vida como también a la presencia de distintos factores de riesgo en las personas. Detectarlo a tiempo, puede apaciguar, incluso prevenir su desarrollo.
Este cuadro se puede dar por dos factores: por obstrucción de venas o arterias -que representa el 85% de los casos- y que se lo conoce como ACV isquémico y por una rotura de una de ellas que produce el sangrado o hemorragia en alguna zona dentro del cráneo.
En ambos las neuronas y las células comienzan a debilitarse y hasta se pueden empezar a morir, porque de a poco les deja de llegar oxígeno. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año unas 15 millones de personas, padecen esta enfermedad. De esta cifra, se estima que cinco millones quedan con alguna secuela de por vida y otros cinco millones mueren. En cuanto a la Argentina, se calcula que afecta a un promedio de 126.000 individuos de manera anual.
La pueden padecer tanto hombres como mujeres en edad adulta, sobre todo a partir de los 65 años. Pero no le pasa a cualquiera. Su incidencia está estrechamente vinculada a los hábitos de cada persona y a su estado de salud general. Un estudio de Fleni apodado “La Evitabilidad del ACV”, muestra que el 82% de los accidentes cerebrovasculares podrían evitarse haciéndose chequeos periódicos para detectar la presencia de cualquier factor de riesgo, ya que según especifican, son responsables del 90% del desarrollo de la patología. Pero esto no es todo, también es necesario mantener un estilo de vida saludable y en equilibrio.
Cómo evitarlo
En general, la mayoría de los casos no ocurren de casualidad, sino que se producen como consecuencia de la presencia de algún factor de riesgo, es decir, de condiciones propias de cada persona que predisponen a que esto ocurra. Entre ellos, hipertensión arterial en un 88%, el colesterol elevado en un 46%. La lista la completan la diabetes, las arritmias cardíacas, el tabaquismo y el sedentarismo, que inevitablemente pueden conducir a la formación de coágulos sanguíneos que viajan rápidamente al cerebro.
Datos brindados por el informe de Fleni, revelan que entre el 70 y el 80% de las personas que sufren un ACV, presentan alguna de estas patologías. Por ello y debido a que puede ocurrir que alguien no se dé cuenta que está próximo a tener un episodio, “la detección, el control y seguimiento de los factores de riesgo son el punto de partida para contrarrestar o impedir este tipo de incidentes”.
Es importante modificar ciertos hábitos que tienen que ver con el estilo de vida: tener un buen descanso, controlar el estrés, reducir y/o anular el consumo de alcohol, evitar el cigarrillo, mantener una nutrición saludable, realizar a diario ejercicio físico, chequear la presión arterial, el colesterol y la diabetes con frecuencia.
¿Cómo identificarlo?
Son varias las señales que van alertando acerca de un posible desarrollo del ACV e interpretarlas a tiempo, definirá el futuro del paciente. Los síntomas son relativos a cada persona y dependen de la zona del cerebro que esté siendo afectada. Suelen aparecer de forma brusca y que duran unos pocos minutos, luego desaparecen.
· Dificultad para hablar, gesticular y a veces también comprender.
· Problemas repentinos en la visión y audición.
· Parálisis, pérdida de control o debilitamiento de un lado de la cara o del cuerpo. A este cuadro también se le pueden sumar problemas para caminar.
· Dolor de cabeza muy fuerte.
· Mareos bruscos.
· Pérdida de equilibrio o falta de coordinación en el cuerpo.

